domingo, 18 de mayo de 2008

Aun Es Domingo



Es Domingo. Son las 9 de la mañana. Hace escasamente 15 minutos que me he despertado, dejando que mis ojos marcaran en ritmo, abriéndose a la luz del día muy poco a poco, sintiendo mis pupilas menguar de manera refleja. He estirado esto que llamo mi cuerpo hasta donde he podido. He apoyado (aposta) el pie derecho en el suelo con mucho cuidado, casi con mimo, y he sentido el suelo frío bajo la calida planta de mis pies. He vuelto a mirar a mis 90 centímetros de soledad, y sigo sin creerme que esta noche haya dormido aquí.

Después de una rápida visita al baño, el microondas, el café y dos croissants me esperan. Te quiero. La taza arde en mis manos frías y yo, me dejo quemar. Sé que después de desayunar, he de hacer cosas aquí en casa, que no me llevarán mas de diez minutos. Sin embargo, solo me apetece tomarme este café, cerrar los ojos, y volver a sentir el aroma de tu piel envolviéndolo todo.

Me siento perezoso, lento, casi torpe. El silencio lo rodea todo, y solo la guitarra complacida de Brian McKnight se escucha lejana. Aquí no hay pájaros que canten, Sol que caliente, o viento que agite las cortinas. Tu presencia se hace casi palpable, cierro los ojos y puedo verte sobre mi, con tu piel ardiente, con tus labios suaves, tus mejillas rosadas, la cintura que me regalaste y tu pelo fogoso.

Me gustaría poder equivocarme cuando digo que "lo sé". Y que ese error fuera para bien, no para darme cuenta de que no, no va a ser como yo pensaba, quería, o deseaba. A veces, algo muy pequeño puede arruinar un plan muy grande. Y a veces, un impulso grande se come al impulso chico. Como los peces.

Se acabó el desayuno, aunque habría deseado desayunarte a ti, como todos los domingos, entre cantos de pájaros, luz de Sol y ráfagas de viento. Solo para volver a dormirme en el paraíso que se abre, cuando tus brazos florecen para estrechar lo que queda de mi.

Buenos días Nena. Hoy También Te Quiero.

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